Al comienzo de la entrevista en el programa El Holograma y La Anchoa por Radio Provincia AM1270, el escritor argentino manifestó: “He tenido suerte, no mucha pero relativa. El Duke fue mi libro más traducido, salió en inglés, en francés y en alemán. Pero yo nunca le di mucha bolilla a eso, me acuerdo que Denevi siempre me decía que me despreocupe del exterior, que si lo mío andaba bien acá podía saltar a otros lados. Me decía que primero que nada me fijara en mi país, que tenía que tener repercusión con mi gente”.
En tanto que agregó: “Yo tengo un periplo de pronto que se puede enmarcar junto al de Perón o al de Gatica. Es decir, cuando aparece Gatica aparece Perón y cuando termina Perón termina Gatica, de algún modo todo ese período yo lo pasé en los reformatorios entonces lo tengo con mucha vivencia. En el 55 todavía estaba en el instituto de menores e iba a la escuela de bellas artes, había tenido que obtener un permiso especial para que me dejaran salir y poder ir a estudiar afuera. Yo pensaba que iba a ser dibujante. Empecé leyendo historietas, después pasé a la literatura policial de los quioscos y después a la gran literatura; entonces yo quería ser dibujante al principio”.
Posteriormente Enrique Medina habló de su etapa como actor y detalló: “Vino una etapa mala del cine al principio de los 70 y yo no encontraba trabajo. Entonces me voy a Montevideo con una compañía de marionetas y teatro con la que había recorrido toda Latinoamérica durante diez años. Era una época muy jodida. Trabajábamos en el Teatro Stella D'Italia y era un fracaso, no venía gente; entonces yo, que escribí toda mi vida, me obligué a escribir una especie de diario todas las mañanas de lo que me había pasado el día anterior. Mi primera idea fue hacer un ensayo pero era soporífero, entonces me surge hacer lo narrativo”.
“Yo siempre pensé que sabía más de boxeo que de otra cosa. Ganaba mucho dinero apostando en las peleas, te estoy hablando de Merentino, Lausse, Selpa y toda esa época. Conocía todo al dedillo”, expresó el autor de Las Tumbas. “A mí me parece espantoso eso que están enjaulados, es el antiboxeo y la brutalidad. En el boxeo, incluso yo pongo en ¡Torito!, hay rasgos de nobleza en los boxeadores a cada momento cuando entre ellos se abrazan y se respetan; esto es el colmo del colmo, se pegan a puño limpio y se lastiman, evitan el guante para lastimar”, reflexionó.