El navegante fue detenido cuando la Marina israelí interceptó en aguas internacionales a la flotilla “Sumud”, una iniciativa compuesta por más de 50 barcos y casi 500 activistas de 30 países que intentaban romper el bloqueo marítimo sobre la Franja de Gaza.
En su visita a los estudios de Radio Provincia, Bértola relató en detalle el momento de la detención en aguas internacionale sobre lo que remarcó que
“la intercepción fue compleja”, porque fue con infantería de marina y barcos de guerra israelíes. “Nos tiraban agua para que cambiaramos el rumbo y no fueramos hacia Gaza. Luego con Gomones y soldados con fusiles abordaron el bote y ahí nos detuvieron”, relató.
Al ser consultado sobre su participación en esta misión, explicó que “mi rol tenía que ver con manejar el timón” del barco que se había quedado sin instrumental para la navegación y a fuerza de seguir el compás magnético “hasta que amenazaron muy fuerte que nos iban a disparar y ahí apagué el motor del barco, me puse el chaleco, los 13 levantamos las manos hasta que subieron los soldados apuntandonos”.
Seguido, detalló que fueron detenidos a las 4 de la madrugada y a las 10 AM llegaron a un puerto en Israel. Explicó que la para infantería de marina “no éramos amenaza. Nos detuvo la gendarmería, luego nos pasaron a la policía y el ministro del interior nos grababa y nos decía que íbamos a matar niños israelíes”.
Seguido, explicó que cuando fueron detenidos les precintaron las manos, y dejaron arrodillados al sol en un playón de asfalto durante seis horas.
Por otra parte, indicó que “se nos acusaba que habíamos entrado ilegalmente a Israel, cuando la realidad es que ellos nos habían detenido en aguas internacionales y nos llevaron allí”. Luego nos sacan los cintos, nos cortaban los cordones, señal internacional que estábamos en el servicio penitenciario, y a la noche nos metieron en celdas para 8 a 16 personas. No teníamos patio, ni duchas y nos dejaron sin comer dos días, detalló Bértola.
Por otra parte, remarcó que a Santiago, uno de los organizadores de este movimiento, “le hicieron un simulacro de fusilamiento en un desierto”.
En otro sentido, al hablar sobre el cometido y objetivo de su participación en la misión humanitaria que buscaba llevar alimentos y medicamentos a Gaza, remarcó que “fue nuestro granito de arena, para esta situación del alto al fuego, intercambio de rehenes y ayuda humanitaria. Ojalá la cordura triunfe y la paz sea una posibilidad con el reconocimiento de los dos estados como dijo la ONU”.
Aseguró que “no ver que hay un genocidio a cielo abierto con un muro de 9 mil kilónmetros de muro de 9 metros de alto, es porque no lo queremos ver”.
Seguido, subrayó que “lo que más miedo me da que se naturalice un genocidio y eso fue lo que me movilizó a ir. Hay señores muy malos que tienen tesis sobre que se puede eliminar un pueblo, y que la humanidad el único destino que tiene es que la humanidad puede entrar a una tercera guerra mundial y eso dejan sin mundo a mis hijos, a mis nietos y a los que vengan”.
Al mismo tiempo, Bértola afirmó que “los pueblos están actuando en consecuencia, a veces menos enconcertados que los gobiernos”, ya que “la autodeterminación de los pueblos está en nuestra génesis y militancia. La humanidad debería ir hacia ahí y no exponer por la fuerza modos de pensar”
Al ser consultado sobre el futuro del conflicto, dijo que “esta solución de generar un genocidio no es solución. Eso abre la puerta a que no haya ningún pueblo del mundo seguro (...) La lógica que me da miedo es que no haya reglas, que haya gente que diga que un nene puede ser subversivo y que matarlo está bien. Eso está mal, estamos mal”.
Por último, Bértola reflexiona: “No poder ver que el sufrimiento es de los dos lados, que los gobiernos toman decisiones, que los pueblos no deberían sufrir, a pesar que la guerra se sufre siempre, estamos muy cerca de auto extiguirnos y la militancia por la paz es un deber y la única solución”.