Al comienzo de la entrevista, Soledad Quereilhac, investigadora del Archivo Histórico de Revistas Argentinas, manifestó: “La serie convoca a muchas preguntas. Todos conocemos u oímos hablar de El Eternauta en algún momento, muchos lo han leído, pero de alguna manera hay una búsqueda de pensar de dónde sale, cuándo se publicó, por qué ahora lo llevan a la serie, cuál sería su versión original y qué es esta nueva versión televisiva; son esas preguntas propias de una narrativa clásica, de un relato clásico de la cultura argentina”.
Por otra parte, detalló: “Se publica en 1957, pero es una narración por entrega y el final se publica en 1959. Hasta el día de hoy, cuando uno se compra el cómic en libro, la historia que el Eternauta le cuenta al guionista una noche en Vicente López empieza en 1957 y esa misma noche termina en 1959. Es un error de continuidad que se ha elegido mantener porque en la historieta por entrega se buscaba la mayor cercanía con los lectores, entonces ellos estaban leyendo una historia que sucedía en su contemporaneidad”. Mientras que agregó: “No tiene sentido porque toda la narración dura una noche. Es interesante que vuelva a su naturaleza seriada, porque ahora con Netflix la vamos a ver por entregas también, por capítulos”.
Asimismo, señaló: “Es re interesante pensar el ideologema de la invasión en los 50, porque en la literatura argentina tenes dos versiones completamente diferentes. Por un lado la literatura de Cortázar, en donde hay un sujeto culto que suele transitar por determinados espacios y que siente que hay otros que lo invaden, otros que lo hacen sentir que el orden social se ha transformado. Mientras que en El Eternauta es exactamente distinto, hay una invasión alienígena pero de un ellos absoluto. La invasión viene totalmente de afuera, no la genera la sociedad argentina”. A lo que añadió: “Es una de las pocas ficciones argentinas que es interclase. Ese héroe colectivo que sale a luchar contra el invasor, está conformado por personajes de diferentes clases sociales”.
“En El Eternauta hay una dimensión muy cultural propia de lo que instaló el peronismo. Por un lado, la reivindicación de una tradición que ya existía del imaginario técnico-popular. Durante el peronismo hubo un protagonismo muy fuerte del imaginario científico y luego del imaginario técnico. En Argentina tuvo mucha pregnancia la figura del inventor casero, del amateur que lee revistas de mecánica popular, del que tiene el tallercito en su casa y puede inventar cosas”, precisó. “El cómic capta algo de esa dimensión cultural: todos los personajes resuelven como resistir la invasión no solo con heroísmo, sino con un saber hacer técnico-científico. Juan Salvo se hace un buen traje, pero con lo que tiene; el profesor Favalli sabe un montón de química y con eso saca las estrategias”, sostuvo.
Por otra parte, en el programa Historia Nocturna, la doctora en Letras de la UBA e investigadora del CONICET, contó: “Cuando Oesterheld reedita el cómic en 1975, que es la reedición definitiva que conocemos hoy, le pone un prólogo. Él dice algo así como que es una de las historias que recuerda con más cariño porque plasmó, sin saberlo, una idea en la que cree y que no hay héroes individuales, que el único héroe que importa es el colectivo. Estamos hablando de un Oesterheld que había entrado en contacto con la Juventud Peronista y le da una reinterpretación más política a la historieta”.
Cabe destacar que Quereilhac estará en la Feria del Libro el próximo jueves 1 de mayo a las 18:30 horas, en lo que será la presentación de La imaginación científica popular. Paradigmas de los ’50 en El Eternauta y otras historias de Oesterheld. “Ahí publiqué un pequeño texto en donde juego una hipótesis personal, que es que para mí en El Eternauta, a pesar de que es una distopía, en el subtexto hay una mirada muy utópica de la cultura argentina, de una forma de vivir en comunidad en la Argentina. Esa mirada tan filantrópica y humanista que tiene la historieta también es una de las claves para que se haya convertido en un clásico”, destacó.
Ya para finalizar, expresó: “La historieta tiene como tres grandes momentos: el viaje en el tiempo; la nevada mortal, que quedamos todos aislados y la sociedad pierde todas sus leyes; y después la invasión y la resistencia. Yo creo que la interpelación del presente tiene más que ver con la nevada mortal que con la invasión, porque hay una sensación de destrucción de lo construido en el presente que es muy fuerte, sobre todo para aquellos que nos importa nuestro país. Esa nevada mortal que pone en jaque todo, es extrema, pero puede interpelar en el presente porque también a nivel mundial estamos viviendo una época de mucha desolación”.