En diálogo con El Repaso por Radio Provincia AM1270 sostuvo que “pensar en el Juicio a las Juntas me genera orgullo”, más allá de “todas las idas y venidas, el paraguas que significaron las Leyes de Impunidad que duraron como 17 años hasta que fueron declaradas inconstitucionales y derogadas”. En ese sentido, consideró que el proceso que juzgó a los genocidas, “fue un puntapié, con todas las limitaciones y todas las críticas que podamos hacerle”.
Subrayó que una parte de los represores de la ESMA “no fueron juzgados ni condenados por los crímenes sexuales, porque aún no habían sido declarados crímenes de lesa humanidad. Con todo esto, y aún así, yo creo que fue una suerte de hito, de parteaguas en nuestra democracia. Porque nunca antes había pasado que los militares golpistas y en este caso ladrones, asesinos, torturadores y violadores hubieran sido llevados ante la justicia”.
Lewin continuó: “Más allá de que hubo intentonas de golpes o asonadas militares” como sucediera con Semana Santa en la época de Alfonsín, “después no hubo Golpes de Estado en la Argentina. Es decir, finalmente la potencia ejemplificadora de la sentencia sirvió para que tuviéramos una democracia todavía en construcción”, y agregó que pese a tener “ahora un Presidente que no cree en la democracia como sistema y con una Vicepresidenta que no solo niega, sino que reivindica lo hecho en términos de represión ilegal, cuando vas al exterior a dar charlas o a presentar un libro, la Argentina es un ejemplo y un faro en términos de políticas punitivas”.
En ese marco, recalcó que “si bien se vio menos gente en la última marcha del 24 de marzo por miedo a las represiones de días anteriores contra los jubilados, la defensa de los derechos humanos está en el ADN de la gente en general”, cerró.