En diálogo con Napalm por Radio Provincia AM1270 dijo que “el 2024 en términos institucionales y constitucionales, dejó un claro ejemplo de que el gobierno de Milei tiene origen y legitimidad democrática otorgada por una elección popular, y un marcado ejercicio que se profundiza cada vez más autocrático”.
En ese sentido, argumentó: “Ha tomado algunas herramientas o mecanismos excepcionales de la Constitución que se deben aplicar en ciertas situaciones, para usarlo de forma regular y de esta manera suplantar al Congreso: como ser el uso de los DNU; la idea de vetar todo aquello que no va con su plan de gobierno; usar decretos reglamentarios para cambiar totalmente una ley como sucedió la Ley de Acceso a la Información Pública; violentar sin pagar ningún costo al día de la fecha lo que dice la Constitución y los tratados de Derechos Humanos respecto a medidas acción positiva en torno a la posibilidad que las mujeres accedan a cargos en la Corte Suprema de Justicia; o prorrogar por segunda vez el presupuesto cuando es algo que está prohibido por la Ley de Administración Financiera”. En ese marco, apuntó que “el Congreso y la Justicia, que son las herramientas o instrumentos de control que tendrían que existir para poner un límite han brillado por su ausencia”.
Seguido, señaló que “a este gobierno uno no lo puede calificar como fascista porque es antiestatista y anticorporativo. Tampoco como nazista porque tiene vínculo directo e inmediato con Israel. Hoy podemos hablar de neofacismo o buscar otro término que le de una real identidad a este fenómeno que estamos viviendo en la república Argentina que tiene su particularidad, si bien subsumido en un movimiento mundial”.
Luego reflexionó: “Me llama la atención que volvamos a discutir entre decisionismo, esto es, voluntad popular como única forma de sostén de un Gobierno, versus constitución y democracia. Eso ya se discutió en el siglo 20 y el triunfo del decisionismo trajo la Segunda Guerra Mundial y los horrores del totalitarismo”.
Finalmente, opinó que “este Gobierno está muy lejos de ser un liberalismo político, y usa las herramientas del estado para cercenar derechos humanos y fundamentales. El Estado está presente para imponerse en término de limitación de derechos, nunca para expandirlos, garantizarlos y desarrollarlos”.