Durante una nota con Narraciones Extraordinarias, Eduardo Goldman se refirió a su obra Diálogos con mi yo superior: “El libro no cura, pero te da una visión de cuan enfermo podes estar. Te da una pauta para tomar una terapia y así quizás poder cambiar”. A lo que agregó: “Eso puede hacer que mucha gente tome consciencia y ciertos problemas de pareja empiecen a arreglarse, la persona puede llegar a comprender que está comportándose como un niño y la pareja quiere un adulto al lado”.
Asimismo, el licenciado en psicología y escritor manifestó: “Es un libro de autoayuda, pero no es curativo (…). El tema es integrar el niño al adulto, avanzar integrando etapas. Una persona muy saludable puede ser seria en su trabajo, salir a la calle y divertirse como un chico. Eso es lo más saludable que hay: poder disfrutar lo bueno del niño y lo bueno del adulto”.
En tanto que contó: “Arthur Aron decía que la esperanza neurótica es lo que hace que la gente se estanque. Por ejemplo, si no tuviste el amor materno de niño y cuando creces haces todo lo posible por obtenerlo, vas a buscar amor maternal en otra persona. Eso es estar estancado, porque buscas un amor incondicional cuando ya sos adulto y eso no existe”.
Por otra parte, respecto a otro de sus libros La risa triste del vampiro, expresó: “La novela tiene que ver con una persona, un típico abogado perdedor que es captado por una secta para transformarlo en un vampiro. Pero no en un vampiro real, sino en un tipo que va con sus dientes a morder gente porque esa secta quiere instalar el terror en Buenos Aires. El gran porcentaje del libro es todo lo que le cuesta al tipo, que por ahí va a un barrio peligroso y se asusta”.
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