Durante una entrevista con Narraciones Extraordinarias, Ana Ojeda aseguró que “a la primera persona que quiero divertir es a mí misma. A lo largo de los años me di cuenta que lo que más me entretiene es el lenguaje (…). El lenguaje tiene en sí mismo una historia y una carga, que es singular pero también es social general. Esa doble característica lo hace riquísimo”.
Asimismo, la escritora y autora del libro Mujer peor señaló: “En mis novelas en general pasan muchas cosas. Están contadas de una manera que no es que podes apagar el cerebro y recibir el contenido de lo que sucede, sino que para poder entender tenes que estar muy despierta y estar prestando atención”.
Por otra parte, contó: “Una de las cosas que más me dicen es que es difícil de entender. Las palabras que están en el libro son de todos los días, muy coloquiales. Lo que pasa es que el zurcido entre las palabras por ahí requiere de una atención que cada vez se está volviendo más escasa. Nuestra atención, sobre todo en las grandes ciudades, me parece que es como una capita de escarcha súper fina, falta el ejercicio de concentrarse”.
Al respecto de su última obra, detalló que “no escapo de la etiqueta del feminismo, me genera mucho orgullo. Pero las tres nouvelles lo que intentan aportar es la mirada de la mujer de una sociedad y de una historia geopolítica”. A lo que añadió: “Me interesa explotar lo que es ser mujer en el mundo. Voy buscando como personajas que tienen distintas problemáticas, pero que siempre conectan porque es medio la misma: ser el género no esencial dentro del sistema”.
En otra de las temáticas de la nota, Ojeda explicó: “El lenguaje inclusivo es una solución casi mágica porque elige una letra que no está usada como desinencia morfológica en el castellano, pero sin embargo es totalmente funcional. Podes generar palabras que siguen un paradigma posible del español. Hay otros idiomas que no tienen esa posibilidad”.
Ya para finalizar, se refirió al gobierno de Milei y afirmó que “lo que llaman 'batalla cultural' para mi es una restauración de valores muy antiguos, muy retrógrados, muy previos a la emancipación mínima de las mujeres (…). A nivel lingüístico estamos presenciando una dislocación total entre el discurso y los hechos. Ayer el Presidente dijo que los sueldos son de 1.100 dólares, y vos vas al supermercado y no te alcanzan las manos para agarrar ofertas porque no llegas a fin de mes”.
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