En diálogo con Perdidos en la tierra, comentó que el trabajo fue hecho en los talleres de escritura que se realizaron en 2 cárceles de la provincia de Buenos Aires.
“Se trata de los textos que salieron en un taller que di en el el año pasado en la unidad 18 de Gorina con gente que está ahí”, y que a ello le sumaron textos de mujeres que están en la Unidad 50 de Batán.
“La idea inicial fue poder poetizar algo de ese universo que en principio es bastante hostil y buscar algo del detalle, de las sensaciones”, dijo, al tiempo que agregó: “Con el hecho de que circulen los textos de ellos, hay algo de encierro es que se rompe”, y manifestó alegría “porque esta publicación pueda estar en bibliotecas populares, bibliotecas públicas y otros pabellones literarios de las cárceles de la provincia”.
Finalmente indicó que las personas privadas de su libertad “siguen siendo sujetos de derecho” y que abordan con un equipo interdisciplinario desde una perspectiva de salud mental. “Es obligación del Estado proporcionar las herramientas”, enfatizó, y acotó diciendo que “indagar un poco en la cárcel, que es una institución bastante totalizante e ir junto a las y los talleristas en búsqueda de las particularidades, sus recuerdos, sus infancias, y de pensar en otras cosas y es una invitación de salir un poco del muro carcelario”.