Papazián forma parte de un colectivo investigando la masacre de Mapalpí y "ponemos en discusión conceptos e interpretaciones. Vemos que los discursos contra los pueblos originarios se van aggiornando pero se mantienen. Sarmiento decía que no sabían pensar, que eran vagos, hoy si protestan son tildados de terroristas".
Desde ese marco, explicó que "Napalpí surge en una reducción estatal, que eran una especie de campo de concentración, que no implica necesariamente el exterminio. Son espacios disciplinarios, de los cuerpos, de las almas. En Napalpí como en otros campos de concentración, no se respetan las leyes, se separan las familias, se les cambian los nombres, se los fuerza a trabajar duro y por salarios muy bajos. En Napalpí empiezan a organizarse y protestar, entonces se produce la masacre a manos del Estado, desde Gendarmería, policía local y civiles armados. Había connivencia del Estado con ingenios azucareros, a quienes se provee de mano de obra barata".
Seguido, señaló que "a los pueblos originarios les daban dos opciones, si estaban libres eran salvajes que podían ser exterminados y si estaban en las reducciones están atrapados".
En cuanto al momento de la masacre, Papazián comentó que "en Napalpí estaban en diálogo con las autoridades para conseguir mejores condiciones de vida y de pagos. Se los reprime durante varios días, se los persigue en el monte a los que escapan, no está claro el número de muertos, pero van de 200 a 1000, de un total de unos 3000 de los pueblos Qom, Vilelas y Mocoví".
¿Cómo se instaló el tema en la opinión pública? "En su momento hubo repercusión y se investigó en el Congreso pero no avanzó. Los diarios hablaban de 4 muertos nada más. Si bien el Estado fue el principal responsable, siempre estuvo la pata civil, para un tema que finalmente quedó invisibilizado".
Finalmente, "al ser considerado un crimen de lesa humanidad, se pudo avanzar con un juicio que terminó en 2023 y, al no haber sobrevivientes ni de víctimas ni de culpables, estableció un plan de trabajo para reparación histórica, como la construcción de obra pública, la inclusión del tema en las escuelas y cursos de derechos humanos para las fuerzas de seguridad. De todas maneras, los temores continúan, con muchas dificultades para concretar declaraciones en la justicia por miedo a represalias".