En diálogo con El repaso, Solá expresó “hay una mirada individual sobre Milei que parece muy evidente” y tiene que ver con “la necesidad de estar en tribunas absolutamente favorables y en cualquier lugar del mundo reivindicando el ideal reaccionario”.
Eso además “mostraría una especie de debilidad por levantar una aclamación: puede decir cualquier cosa con tal de buscar la siguiente aclamación. Y cuanto más duras son las expresiones para la tribuna, más fuertes son las aclamaciones. Cuanto más arrojo tengo, más valiente parezco y la aprobación es más fuerte”.
Seguido, amplió “hay otra idea más fuerte, una internacional reaccionaria que se va uniendo de a poco en occidente y en la europa oriental, allí en lugar de tener una política racional hay una actitud de cruzada, vamos detrás de un dogma y no de un objetivo político, entonces el dogma dicta la política”.
Según consideró, “en Milei aparece una clara idea de que los problemas del mundo pasan por enfrentamientos religiosos,y pasa también por ser internacional, tener una visión ideológica que lo una internacionalmente con otros”. Frente a ello, “prefiere ese rol de líder del anarco capitalismo por encima del rol de presidente, que es una función aburrida que tiene que ejercer cada tanto y con una obsesión que es la inflación”.
La investidura presidencial “es inescindible” de la persona, subrayó Solá. “Milei no entiende la heterogeneidad de la Argentina y que exista el otro: el otro (para el presidente) es un imbécil, un tipo al que hay que agredir, es un comunista, un hombre atrasado, un perdedor, un perteneciente a la casta, un corrupto, son acusaciones que le caben a quien piense distinto”.