El también investigador de CONICET, estará presente en la presentación del libro “La democracia como agravio” de Álvaro García Linera, ex presidente de Bolivia. La charla se pautó entre las 19 y 20 horas en la Feria del Libro.
“Creo que este libro es una buena oportunidad como para poder reflexionar sobre cuáles son los desafíos, las amenazas y las cuentas pendientes que tiene la democracia en nuestra región, discutir cuál es la democracia que estamos defendiendo y queremos construir. En parte, estos grupos reaccionarios de derecha, surgieron también por agendas incompletas de los gobiernos democráticos”, dijo en diálogo con El repaso.
Sobre la situación geopolítica en América Latina consideró que “hay una región dispersa, con claroscuros” y que “lo que está pasando en Argentina, Ecuador y Perú es preocupante”. Seguido sostuvo que las experiencias de derecha en América Latina como las de Brasil, Colombia y México terminaron decantando en una restauración progresista.
Respecto a la coyuntura en nuestro país, indicó que “tiene algunas cosas atípicas y otras que son parecidos con otras experiencias, como fue Bolsonaro en Brasil, Trump en EEUU, o grupos que todavía no tienen la fuerza como España y Hungría”. En ese sentido, señaló “son parecidos en cuanto a que son gobiernos que resignifican o reinterpretan derechos en claves de privilegios: los que son para todos y todas son privilegios de unos pocos”.
El académico profundizó “es cierto que los derechos no eran para todos y todas como en cierto discurso se expresaba, parte de la pandemia sirve para entender lo que pasó”, y citó la experiencia del IFE dispuesto por el gobierno de Alberto Fernández durante la pandemia. “Esa política pública que buscaba proteger a las personas que habían perdido el trabajo o mermado sus ingresos, estaba pensada para 3 millones de personas y tuvo 9 millones de inscriptos, más del triple. Quiere decir que había un país que no estábamos viendo, de desprotección y que la pandemia permitió ver”.
Finalmente remarcó que “una de las paradojas en América Latina es que mejoraron muchos indicadores, pero las desigualdades se han profundizado. La distancia entre los pobres y los ricos es mayor”, y por ello, cuando las limitaciones de las experiencias progresistas o de izquierda “defraudan la esperanza y las expectativas, eso genera salidas impensadas”.