Hola
LETRAS EN SILENCIO: PALABRAS QUE RESUENAN
SIN ALARMA

LETRAS EN SILENCIO: PALABRAS QUE RESUENAN

Por andrea butler / 5 de September, 2023
En 'Donde Retumba el Silencio,' Agustina Caride explora la amistad a lo largo de décadas en Argentina, tejiendo relaciones complejas y políticas en un trasfondo histórico.

La historia sigue a dos amigas, Leo y Vira, desde los setenta hasta la pandemia del 2020, donde el silencio y las diferencias políticas amenazan su relación. Caride utiliza la casa como metáfora del país y juega con el poder de lo no dicho en la escritura. Su narrativa invita a los lectores a completar la historia y sugiere que escribir es un arte que implica la participación activa del lector. Además, adelanta proyectos futuros, incluida una historia de autoficción sobre su experiencia en una cárcel de mujeres y el equipo de rugby femenino llamado: 'Las espartanas”.




Su último libro, “Donde retumba el silencio” ganó el Premio Clarín de Novela 2021.

“Con el comentario de Martín Caparrós y con el de Clara Obligado que me comparó con Virginia Woolf y con Natalia Ginzburg, se me aflojaron las piernas en ese momento”.

“Es la historia de dos amigas peleadas a muerte, así arranca la novela. Luego hace un gran flashback que te va contando cómo se conocieron y se hicieron íntimas amigas, casi hermanas. La trama va avanzando al presente narrativo, hasta que se pelean, que no fue un momento. En la vida las cosas no suceden en un momento concreto, las relaciones se van limando”.

Agustina Caride reflexiona acerca del paso del tiempo y de los distintos silencios, que dan nombre al libro: “Hay mucho contexto de fondo porque abarco casi 50 años de la historia argentina. Ellas se conocen en los setenta, en una época con un tipo de silencio, donde no se dicen muchas cosas. Y la novela termina en el 2020, durante la pandemia donde tenemos otro gran silencio.”

“Lo histórico me sirvió de telón de fondo, yo quería hablar sobre la amistad y sobre la grieta que es otro silencio que atravesamos. La razón por la cual se pelean son las diferencias políticas”, aclara. Y nos cuenta que en ningún momento nombra directamente a la grieta, sino que habla de una fisura que hay en la casa.

Para quienes aún no leyeron el libro es importante saber que las protagonistas se conocen en un barrio comunitario, en la Chacarita, que se llama Los Andres, y después se mudan juntas a un PH, una familia vive arriba y otra abajo. “La casa es mi metáfora del país. Cuando uno viaja al exterior y vuelve al país, dice vuelvo a casa, en lugar de decir, vuelvo a la Argentina”, comenta.

Las dos amigas Leo y Vira tienen 80 años al comienzo de la historia, quisimos saber en quienes se inspiró para construir esa personalidades tan bien definidas, tiernas y fuertes a la vez. “Son una mezcla, mi mamá se llamaba Leonor y tiene muchos de ella. Mamá tejía, yo también, tejo poco pero hice la clásica de tejer bufandas o pullovers a un novio (risas). Y Vira tiene mucho de una tía que tiene 89 años, a ella le hacía preguntas sobre la época. Vira también tiene cosas de mis suegros que al igual que ella, son de Rosario. Por otro lado, hay algo de ese semi exilio, con todo lo que implica dejar tu ciudad natal, tu familia y venir a una ciudad tan grande en un momento delicado como fueron los años setenta”.

La novela empieza el día que Alberto Fernández anuncia el comienzo del Confinamiento por la pandemia. Y una de las dos amigas piensa que deberían cortar con la enemistad. Se propone tocarle el timbre a la otra cuando termine el aislamiento que iba a durar quince días. Pero la pandemia las encierra a ambas, al tiempo que están más juntas que nunca, porque se escuchan. “El silencio lo trabajé a través de los ruidos, abajo está el piano que suena, las puertas que se golpean, los olores también. una de ellas condimenta con mucho romero haciendo alusión al apellido de la otra. Son cosas que se me ocurren mientras escribo, y voy jugando con eso”.

“En el silencio hay otras cosas que van retumbando por dentro. Los murmullos de la casa, son los ruidos del país, que está presente, pero al mismo tiempo no terminamos de decirnos cosas”.

“Escribir es no decirlo todo. Es un oficio que se aprende con el tiempo. Nunca volví a leer mi primera novela porque me da miedo. Estoy segura que hoy la escribiría distinto. En otro momento pensaba que tenía que contarlo todo. Para mí es lo no dicho en las palabras, porque el lector tiene que ser partícipe. Si yo te lo muestro todo, andá al cine. En la escritura hay un diálogo con el lector, el escritor sugiere y en la lectura se completa, y a veces interpretan cosas que a mí no se me ocurrieron. Eso se logra porque dejé espacio para que se vean”.

“Umberto Eco tiene la teoría del lector modelo. Yo escribo imaginando al lector que me gustaría tener. La situación ideal sería un lector que esté tranquilo, gozando, tal vez un vinito al lado… Me gusta que me sientan en cada palabra, sin distracciones, que esté bien metido, no solo en la trama, sino disfrutando del laburo que hice con la palabra”.

“Cuando me presenté al concurso lo hice con el seudónimo de Yuna Riglos, personaje de Las amigas de Aurora Venturini. Y en cada capítulo puse un epígrafe, uno de ellos era de Martín Kohan, pero como sabía que iba a ser miembro del jurado, lo saqué para no quedar como chupa medias”,

Estoy con varios proyectos que se están leyendo en distintas editoriales. Una de ellas es la de la escritora bolivina Johanna Rivero, a la que le llevé un libro de cuentos.

Y tengo una historia de autoficción. En 2021 estuve yendo a una cárcel de mujeres y ellas comenzaron a contarme sus historias. Algunas aceptaron que yo las cuente y otras no quieren estar expuestas. Ahí cuento mi experiencia con ellas, se trata de un equipo de rugby femenino que se llama “Las espartanas”, ellas han salido, y pude verlas jugar y es muy impactante verlas abrazarse con maridos, hijas, amigas. Es impresionante como ponen los ovarios en la cancha, para mostrar su resiliencia y demostrar a la gente que pueden hacer otra cosa.